El Comité para la protección de periodistas refleja esta realidad en el informe que publicó hace dos semanas sobre la muerte de profesionales de la información a lo largo del año 2010:
A nivel global, casi el 90% de las víctimas eran reporteros locales que cubrían cuestiones que afectan a sus comunidades. Entre ellos se encuentra Sardasht Osman, un reportero iraquí que fue secuestrado en la vía pública y luego asesinado después de describir supuestas corrupciones en el Gobierno de Kurdistán.
El caso de Sardasht Osman explica en cierta medida por qué los periodistas locales, cuyas crónicas pocas veces superan las fronteras de sus países o reciben premios internacionales, componen la mayoría de los 42 profesionales de la información muertos en 2010:
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