
Cuarto Poder / Cuando la empresa turca Genel Energy comenzó el año 2002 a explotar los pozos de Taq Taq, nadie se imaginaba que el Kurdistán iraquí se convertiría una década después en la octava potencia petrolífera del planeta y que su Gobierno regional se marcaría como objetivo exportar un millón de barriles al día. Entonces, todavía no se había producido la invasión angloamericana y tampoco se conocía que bajo el territorio controlado por los “peshmergas” (combatientes kurdos) se escondían unas reservas de petróleo estimadas en unos 45.000 millones de barriles, las mayores del mundo tras las de Arabia Saudí, Irán, el resto de Irak, los Emiratos Árabes, Kuwait, Venezuela y Rusia.
Pero la verdadera sorpresa surgió el pasado mes de enero. Ese mes, la británica Heritage Oil aseguraba haber encontrado bolsas de gas que algunos técnicos calculan que contienen más de 100 billones de metros cúbicos, lo que, teóricamente, podría garantizar los suministros a la Unión Europea durante años. De hecho, el Gobierno kurdo ya está estudiando alternativas para llevar este gas al mercado europeo a través de la terminal de Ceyhan (Turquía), ante la paralización del proyecto Nabucco, un gasoducto que debía unir Europa con los países productores de Asia Central.
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