«Nos matan por ser enemigos de Dios»

(D. de Haro) / Deia.com

Dos periodistas kurdos, huidos de la persecución del régimen iraní, relatan sus experiencias en Bilbao. Hyro Daneshi Periodista ecologista kurda (Irán) Bezad Kurdistani Poeta, periodista y maestro kurdo (Irán)

CUANDO la represión de un régimen amenaza tu vida, cuando tienes que escapar de tu casa -dejando tu hogar y tu familia porque solo te espera la cárcel, la tortura o la muerte- y cuando lejos de tu hogar te dan una noticia como la que recibían Hyro Daneshi y Bezad Kurdistani al despertar ayer en Bilbao, las lágrimas asoman sin reparos liberando un dolor concentrado, enquistado. «Hemos tenido noticia del asesinato a tiros de un joven de nuestro pueblo a manos del Ejército iraní. Otro más. Tenía 21 años, en su coche no han encontrado nada y no han dado una razón», traduce Alan Veziri sin poder contener las lágrimas. «Conozco a su familia, esto es el pan de cada día entre nuestra gente y cada vez va a peor», lamenta este kurdo que lleva algo más un año entre nosotros.

Hyro Daneshi tiene 23 años, se casó cuando tenía solo 15 con Hiwa Butimar, condenado a muerte en Irán por ser mohareb (enemigo de Dios), y desde entonces trabaja con él formando parte de la organización Montaña Verde, en Meriwan, como periodista ecologista. Esta ONG denuncia sin descanso los incendios provocados en territorio kurdo «por el régimen islámico» como táctica de desmovilización de la guerrilla kurda y como castigo a una población que, corriendo muchos riesgos, les ofrece ayuda. «Una táctica contrainsurgente que, además, está esquilmando nuestro hermosos bosques y campos», dice. En los últimos seis meses se han quemado por este motivo unas 35.000 hectáreas de bosques. La organización Monte Verde se ocupa de combatir estos incendios en la medida de lo posible y «sin ningún medio, poniendo en riesgo sus vidas y sufriendo quemaduras».

Hyro Daneshi lucha con sus artículos y su activismo ecologista por su marido y por su pueblo, y por ello está perseguida. Hay carteles de se busca con su foto en las paredes de su pueblo. El pasado 5 de enero, la Policía secreta fue a arrestarla a su casa, pero pudo huir y estos días se encuentra en Bilbao junto a otro compañero huido, Bezad Kurdistani, acogidos por Euskal PEN Kluba. «Mi lucha tiene un doble frente, como mujer y como kurda», afirma esta joven, que reconoce como un signo de libertad el poder lucir su melena sin las restricciones del hijab y su colgante del mapa del Kurdistán en el cuello. «Esta cadena en Irán no sería un adorno, sino motivo de morir ahorcada», asegura.

«La lucha de las mujeres kurdas es por obtener unos derechos, que nos alejen de vivir una vida como la que tuvieron nuestras madres. Algunas lo hacemos abiertamente y sufrimos por ello la persecución y el castigo, pero muchas otras temen acabar colgadas en una plaza pública y que la represión política se sume a las difíciles condiciones que viven en el hogar», asevera Dahnesi. En el Kurdistán iraní se da un alto número de suicidios entre las mujeres, más que en el resto de Irán, que en muchos casos son crímenes de honor encubiertos. «Para el régimen iraní es muy fácil matar a las mujeres. Luchamos porque no queremos ser viudas a los 25 años -como les está pasando a muchas-, por deshacernos del hijab que nos impone el régimen islámico -motivo de que perdamos incluso nuestro trabajo-, por poder enseñar el kurdo a nuestros hijos en las escuelas y en casa», dice airada Daneshi.

El tiempo corre en su contra. «Siento mucho miedo de tener que volver a mi país cuando finalice mi visado», reconoce, «porque sé lo que me espera allí. Pienso en la jovencísima Jalalian, que fue torturada salvajemente y ejecutada después, y siento terror», confiesa.

Tortura Bezad Kurdistani es un prestigioso poeta. Tiene 42 años, es maestro, diplomado en Ciencias, y especializado en Salud y Bienestar Social. Las espantosas torturas que sufrió a diario durante 82 días en los calabozos del régimen no se reflejan en su rostro sereno y curtido, pero las cicatrices las lleva en su cuerpo y le duelen bien dentro. Su delito, escribir en kurdo y denunciar con sus artículos en varias revistas, ahora clausuradas, así como con su libro de poemas Ghareti Shamame (Robando a Shamame), la violación de los derechos humanos en Irán y, más concretamente, la campaña de denuncia contra la pena de muerte en la horca impuesta a dos periodistas kurdos amigos suyos en 2007, Adnan Hassanpour y Hiwa Buttimar, el marido de Daneshi. «La esperanza de poder recuperar nuestra libertad cultural llegó con la caída del sha Reza Pahleví, pero la República Islámica trajo a Irán un peligroso humo negro que nos cubrió asfixiándonos y condenando nuestra lengua al ámbito familiar, sin derecho a aprender a leer y escribir en kurdo», explica este escritor, quien denuncia que en los últimos dos años han cerrado o censurado 200 publicaciones.

Kurdistani está acusado por el régimen islamista de enemigo de Dios. A su familia y amigos les ha costado la escandalosa cantidad de 60.000 dólares pagar su fianza. Una libertad condicional que, siguiendo el consejo de un abogado, ha aprovechado para salir de Irán. «No te arriesgues Bezad, la próxima vez que te juzguen la condena será a muerte», le advirtieron. Reconoce que tiene «terribles pesadillas» sobre su estancia en los calabozos. «Lo peor es la sensación que tienes cada segundo de que vienen a llevarte para ejecutarte. Es algo terrorífico», confiesa. Según Amnistía Internacional, en torno a 17 kurdos pertenecientes a grupos de oposición prohibidos esperaban ser ejecutados en Irán en 2010 bajo el cargo de mohareb tras procesos judiciales injustos.

«Amamos a los milicianos» Las milicias kurdas armadas se refugian en las altas montañas del noroeste del país. «Los guerrilleros son gente como yo, que no están pidiendo nada fuera de lo común. Yo he logrado salir del país, pero ellos no tienen esa posibilidad», afirma Kurdistani. «Se esconden en la montaña o entre los kurdos de Irak y Turquía, y cuando regresan a nuestro territorio no vienen a matar ni hacer la guerra. Su lucha es la de hombres que se cuelgan al hombro un arma para luchar y defenderse de un Ejército islámico que quiere condenarles a muerte. Cuando consiguen acercarse, hablan con el pueblo, nos traen el mensaje de la libertad. La gente les recibe con un abrazo, porque no son matones, no organizan ataques contra las tropas, aunque se producen enfrentamientos cuando intentan detenerles. La fuerza desproporcionada de las tropas iraníes deja muchas bajas», explica Kurdistani.

«Llevamos 30 años bajo este régimen que no quiere reconocer nuestros derechos y nuestra situación empeora año a año», dice Kurdistani. La posibilidad de sentarnos en una mesa de negociación con el régimen es «inexistente» y «cada vez nos acercamos más al hartazgo de un pueblo dispuesto a levantarse en armas, pese a amar la paz más que nada», advierte.

Pese a que el objetivo soñado es la independencia de un Kurdistán con sus hermanos de Irak, Turquía, Siria, Azerbayán y Armenia, consideran la autonomía de los kurdos de Irak como un «logro», sin embargo, «hay distintas formas de expresión dentro de nuestros partidos», dicen. Las revueltas árabes acabarán teniendo un efecto indirecto en su lucha, consideran. «El régimen iraní es mucho más sanguinario que las dictaduras árabes y costará mucho más que caiga. Nada dura para siempre «, confía Daneshi.

Para Veziri, «las dictaduras árabes que han caído estaban sostenidas por una persona, pero en Irán el régimen lo forma todo un partido y aunque caiga Ahmadineyad surgirán otros hongos venenosos«.

Danesih lamenta que el pueblo europeo no quiera reconocer el genocidio cometido a lo largo de la historia contra el pueblo kurdo y sostiene que 40 millones de personas, con una cultura y un idioma propio tienen «todo el derecho a existir como una nación independiente».

Begoña Astigarraga / Deia

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Una respuesta a «Nos matan por ser enemigos de Dios»

  1. ricardo gustavo espeja dijo:

    La dictadura iraní está no sólo masacrando al pueblo kurdo /y a otros como sus hermanos luris, o, los baluchis o los árabes, e , incluso al propio pueblo persa que desea una vida libre y digna. Si no que busca matar su alma, un colonialismo igual que el turco o el sirio.Es admirable la persistencia del pueblo kurdo, que no baja sus banderas y al fin triunfará!Y con ello se liberarán todos los pueblos que habitan el Irán.

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