“No llegó”
(o amar a un kurdo)
Nunca nos llegó el presente
y hoy,
no existe ya el mañana.
Fueron muros de Oriente,
cárceles
ensangrentadas.
Fueron hombres
sin rostro,
esos que
la libertad cercenan,
esos que la voz
mutilan y amordazan.
Y no llegó el presente,
y no llegará el mañana.
Amé…
la promesa de tus besos,
un mirlo en mi ventana.
Amé tu caricia
que llegaba en cartas
y anunciaba rosas.
Amé
tu sonrisa limpia,
tu mirada libre,
tus manos blancas,
pero…
nunca nos llegó el presente
y no existe ya
el mañana.
Fueron muros de Oriente:
allí donde se escriben,
con sangre roja,
palabras blancas.
Allí
donde los hombres grises
agitan sus guadañas.
Nieves Iparraguirre