Paz para el pueblo kurdo, el deseo de un Dengbej para el 2011

 

Centro de Dengbej en Diyarbakir, 2011

 

Actualidad kurda / N.I.- Leía un dulce artículo de  Mikel Ayestaran sobre los Dengbej kurdos que residen en Diyarbakir, Turquía. Cuando poco a poco, lo que empezó siendo una dulce y grata experiencia,  se transformó en tristeza y encogió mi corazón.

 

Mikel Ayestaran.- Las canciones traspasan los muros de la gran casa de piedra escondida en el corazón de la vieja Diyarbakir. Melodías tradicionales en kurdo que repasan los acontecimientos más importantes de la historia de este pueblo, relaciones amorosas o la actualidad política… el Dengbej se adapta a los nuevos tiempos y los 28 profesionales del centro hacen de este canto su vida.  No improvisan de una manera idéntica a los bertsolaris -recitador de versos vasco-, pero cantan a capela y son la expresión más popular de la música de este pueblo del que van rescatando historias y conservándolas con sus melodías.

Tras una breve introducción pegados a la estufa de la cocina bebiendo té, accedemos a una larga sala abovedada en un sótano del patio cuadrado de la casona. A la luz de una ventana media abierta, Deriki despliega una alfombra para rezar y tras realizar sus oraciones camina pensativo desde una punta a otra, con las manos en los bolsillos. “Voy a dedicarte una de amor, un bonito tema para estos tiempos difíciles”, estas palabras rompen el silencio de la sala. Deriki se sienta sobre uno de los bancos bajos corridos que presiden el lugar y, sin dejar de repasar las cuentas de su rosario, rompe a cantar.

… Desde los más profundo, con una respiración entrecortada que parece parte de la coreografía y los ojos cerrados, el dembesh se apodera de la piedra, el hilo de luz que entra por la ventana y llega a los corazones de los presentes sin pasar apenas por los oídos.  Tras cuatro minutos de éxtasis gutural y gestual Deriki termina y se dirige al patio donde le esperan algunos de sus amigos, una joya arquitectónica les rodea. Aprovechan una de las esquinas en las que aun pega el sol del mediodía con fuerza. A la sombra ya se siente el rigor del enero en Anatolia.

Más té, más repasar las cuentas de los rosarios. Deriki quiere hablar de la situación política. Habla con el mismo sentimiento que canta, que “2011 sea el año de la paz entre turcos y kurdos”. Un deseo generoso y global acompañado de uno más personal, pero igual de complicado: “cantar nuestras canciones en la televisión y ante todo el país”. Aunque el cantante piensa que “estamos muy lejos de poder vivir en nuestra lengua materna”. Salimos de la casa por un callejón. En las paredes unas pintadas rezan “somos kurdos”. Vamos dejando atrás los carteles de la casa del Dengbej, de los pocos que se pueden encontrar en la ciudad escritos en turco, kurdo e inglés.

 

Y yo, horadada  de ensueños por el canto imaginado del anciano Dengbej, hago mías las palabras de esperanza de Deriki, “que el 2011 sea el año de la paz entre turcos y kurdos”, y es entonces cuando una niebla densa de tristeza me invade. Quiero sentir muy dentro el deseo de Deriki, escucho en mi interior la voz de la esperanza, pero las sombras de los hechos gritan en mi cerebro y en mi pecho se atenazan:

El pueblo kurdo está siendo diariamente silenciado, reprimido, encarcelado, torturado, asesinado… La tierra kurda en Turquía  se abre en fosas de sangre inocente derramada. Periodistas, poetas, músicos kurdos, cada día se silencian tras los barrotes, y se construyen más cárceles porque ahora es la residencia, y la sentencia para muchos por toda una vida, de sus defensores. Los activistas kurdos, sus políticos, sus pensadores,… llenan las cárceles,  o mueren en la horca o desaparecen sin dejar rastro, como en Irán, como en Siria, y si tienen “suerte” se exilian. Aviones de combate turcos continúan cruzando el cielo kurdo y  muchos de sus niños, de sus niñas, despiertan con gritos cada noche aterrorizados para siempre, por la pesadilla de los meses o años vividos en las prisiones turcas y es que, hasta hace sólo unos meses, si un niño/a pedía libertad, si se manifiesta, si tiraba una piedra o grita por su identidad, entonces, entonces era Un Terrorista.

Esta entrada fue publicada en Kurdos, Turquía. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Paz para el pueblo kurdo, el deseo de un Dengbej para el 2011

  1. olga dijo:

    Paz para el pueblo kurdo, paz para todos los niños que viven el horror de las guerras, paz para los padres que viven el sufrimiento de sus hijos, paz para todos

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s