Impulso vasco para la primera estación de esquí de Irak

La primera pista de esquí de fondo permanente en uno de los países más castigados por las guerras, podría ser una realidad para el invierno del próximo año gracias a la Asociación Tigris, formado por profesionales españoles, entre ellos uno del centro nórdico navarro de El Roncal.

De los cuatro países entre los que se reparten los territorios del Kurdistán, el que corresponde a Iraq es el que más se está desarrollando. Sin embargo, el peso de los años de conflictos todavía supone un lastre para una región que todavía da pasos temerosos hacia una nueva etapa. Cuenta Manuel Martorell Pérez, periodista especializado en Oriente Medio y miembro de la Asociación Tigris, que

«En los años 80 hubo un genocidio en la zona de los kurdos, se destruyeron más de 3.000 ciudades y pueblos, algunas importantes, entre ellas Panjwin. En un plazo de 20 años, la gente ha tenido que partir de cero».
Visitó la región por primera vez en 1988, aunque era un tema sobre el que escribía hace años. Por eso conoce bien lo difícil que resulta llevar a cabo proyectos en otras zonas del territorio kurdo:
«En el Kurdistán de Irán, donde viven unos ocho o nueve millones de kurdos, es prácticamente imposible trabajar por el sistema político».
En Turquía tampoco es fácil hacerlo, tal y como reconoce el periodista:
«El principal problema político interno del país es el de la región kurda. La represión es muy dura: en un sólo año fueron detenidos unas 1.500 personas, entre cargos políticos, militantes, trabajadores de ONG…».

En la Región Federada de Kurdistán, en Iraq, la situación es muy diferente. Con una extensión parecida a la de Cataluña y entre 5 y 6 millones de habitantes, esta parte del Kurdistán cuenta con ejército propio y controla varios aeropuertos. Cuenta Martorell que ésta ha sido una de las zonas más seguras de Iraq durante la reciente guerra: «No ha habido atentados, ni secuestros, ha sido la región con más seguridad». Ahora mismo, el comercio y la construcción tiran del desarrollo de la población. Sin embargo, no es posible olvidarse de que, recientemente, se trataba de una zona de guerra: «Hasta hace poco todavía estaban quitando minas de algunos lugares», apunta Martorell.

Problemas

Prohibido decir «kurdo»

El interés de esta región es lo que motivó a Martorell a formar, el pasado febrero, la asociación Tigris, junto con Inge Aldekoa, Igor Urizar y Karlos Zurutuza (también monitor del la Escuela de Esqui del Valle del Roncal»), entre otros. Aunque pequeña, la organización mantiene contactos con otros grupos similares de otras comunidades autónomas, como Andalucía o Cataluña, que se esfuerzan por hacer llegar una parte del Kurdistán hasta aquí. Todo ello, luchando contra el desconocimiento de la mayoría de la población del Estado, que sabe poco o nada sobre la realidad del pueblo kurdo.

Una palabra, kurdo, que en según que partes de la región, está vetada. Cuenta Martorell que el Ayuntamiento de Santiago de Compostela hizo un proyecto financiado por la Unión Europea, para rehabilitar la conocida como Calle de las Tres Culturas, en Suleimaniya (la segunda ciudad del Kurdistán). Con el proyecto totalmente aprobado, al observar en Turquía que se había incluido la palabra kurdo en la documentación, lo anularon. «Simplemente decir que has ido a ayudar a los kurdos puede meterte en problemas con las autoridades», relata Urizar, que ya sufrió en su primer viaje la represión en la zona turca del Kurdistán. La misma que les forzó a cambiar los planes iniciales del proyecto ‘Jugando con la nieve kurda’, que en un principio iba a llevarse a cabo en la parte turca. «Fue necesario, ellos tenían la sartén por el mango», asegura Aldekoa, en referencia a las autoridades del país.

Así, a pesar de que, como reconocen desde la asociación, la política no tiene nada que ver con estos proyectos, es conveniente asegurar cada uno de los pasos. Sobre todo, porque esperan que este proyecto sea de largo recorrido y sea una embrión de para impulsar el turismo en la región. «Las zonas rurales se están abandonando para irse a las ciudades, En el fondo, ideas como ésta intentan que esas zonas no se abandonen, que la población vea como manteniéndose en su lugar de origen se puede sobrevivir», explica Martorell.

De momento, y si encuentran el apoyo de los navarros, el invierno que viene podría ser el comienzo del tan necesitado resurgir para los habitantes de las montañas del kurdistán.

Texto y fotos: http://www.noticiasdenavarra.com , http://www.nevasport.com

http://www.youtube.com/v/HXvnkFtty_c?fs=1&hl=de_DE

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3 respuestas a Impulso vasco para la primera estación de esquí de Irak

  1. ¡Qué buena noticia! un hermoso proyecto de la Asociación Tigris para el Kurdistan. Este hecho me llena de alegría. :))Nieves

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