El caso de Sakine Mohamadi Ashtiani ha vuelto a colocar en primer plano la lapidación de mujeres por adulterio en Irán. Esta forma de ejecución dejó de aplicarse en el periodo reformista del presidente Jatami pero, con la llegada de Ahmadineyad al poder, los tribunales han vuelto a imponerla como pena de muerte, adquiriendo la de Sakine una gran repercusión internacional.
Sakine Mohamadi Ashtiani (43 años) fue considerada culpable de adulterio el año 2006, siendo condenada a recibir 99 latigazos. Sin embargo, una vez cumplida la sentencia, se le abrió un nuevo proceso y, en esta ocasión, tres de los cinco miembros del tribunal volvieron a condenarla, imponiendo la pena capital por lapidación. Más en Terra Media.